Pase y Lea

Ella lo miró y la satisfacción se reflejó en su rostro. Ahora sí, estaba lista.
Se abrazaron, fundiéndose en el abrazo el latido de los corazones, concientes de que el tiempo no esperaría ni siquiera allí, en ese lugar sin tiempo. Un instante se les había concedido y se esfumaba, como también se esfumaban los cuerpos que, en realidad, ni uno ni la otra tenían.

Extracto del cuento EROS Y TÁNATOS en el libro EROS Y TÁNATOS. Publicado por EdUNLu en conjunto con la Biblioteca Popular Obrera Jean Jaurés